jueves, 17 de diciembre de 2009

Reflexiones sobre la ACTITUD



Niños y niñas, hoy hablaremos de: la actitud

La actitud es un tipo de conducta o predisposición conductual orientada a objetos y personas. Tiene una fuerte carga de motivación social y emocional o afectiva, por tanto es útil a la hora de realizar predicciones sobre la conducta del individuo. El componente cognitivo abarca el sistema de creencias, percepciones y representaciones mentales que la persona elabora de la realidad que le rodea. Por tanto es un concepto amplio que engloba tanto factores comportamentales, como cognitivos, emocionales, sociales y motivacionales.

Tras esta breve introducción que explica las nociones básicas del concepto, parece bastante obvia la afirmación de que nuestra felicidad depende en gran medida de este factor psicológico.
Si nos paramos a pensar la de veces que hemos escuchado: “ míralo desde otro punto de vista”, “el vaso está medio lleno o medio vacío” etc. nos daremos cuenta de las profundas raíces socio -culturales de nuestras actitudes.
Reflexionando a nivel ontológico nos percataremos de que en ocasiones mantener una actitud positiva es muy difícil. La sociedad actual parece nos haya educado para ser infelices, al menos para mostrar una fuerte predisposición a la discordia, que no a la disconformidad. Al contrario, somos una sociedad de borregos, que nos conformamos con salarios base ridículos y con vivir con mama y papa hasta los 35. No obstante nos encanta quejarnos de lo mal que nos va, de lo mal que gestiona el gobierno... ¿cuál es entonces la explicación para tan elevados niveles de abstinencia en las elecciones en este país? Nuestra actitud, ¿tal vez? ...
Por otro lado, las exigencias tanto del entorno como las que nos hacemos a nosotros mismos son con frecuencia poco realistas. Las consecuencias son altos niveles de frustración, baja tolerancia al estrés y trastornos de ansiedad y depresión. ¿Podríamos decir que nosotros mismos somos nuestro peor enemigo? No, pero tenemos el potencial para serlo, dado que el problema radica en lo más profundo de nuestra educación, nuestro aprendizaje y nuestra cultura. ¿Estamos condenados por nuestras actitudes a sufrir las consecuencias de una sociedad opresora, exigente y manipuladora? No, pues las actitudes son dinámicas y volubles y por tanto no nos veremos necesariamente subyugados a ellas en tanto en cuanto seamos conscientes de este proceso y tengamos la voluntad de ser dueños del mismo.
La conducta, la personalidad y el carácter de las personas se forma en función de la educación que reciben a nivel micro (familia, escuela, amigos) como macro (sociedad), pero también depende del factor genético, es decir, de las predisposiciones con las que nacemos para comportarnos, pensar y sentir de una manera o de otra. De esto se deriva lo importante que es para la futura felicidad de un niño modelar adecuadamente sus actitudes, enseñándole a discernir con toda la objetividad que sea posible la gravedad de o levedad de los acontecimientos para saber evaluar, interpretar y valorar adecuadamente su contexto.
Frecuentemente nos sentimos abatidos, cansados, desmotivados, tristes, disgustados por razones que a otras personas les parecerían nimiedades. La diferencia está en la actitud, fundamentalmente. La forma que hemos aprendido de enfrentarnos a situaciones molestas que nos causan conflicto es la que se ve reflejada en nuestras actitudes. Por tanto, podremos reaprender a catalogar el mundo y lo que en él ocurre para situarnos en ese otro punto de vista del que todos hablamos en estas situaciones. Se trata de, en otras palabras, alejarnos un poco y elevarnos si los árboles no nos dejan ver el bosque.
El cambio de actitudes es posible, pero no es fácil. Requiere mucho entrenamiento y tiempo. Lo que hemos aprendido durante años no puede pretender modificarse en unas horas. El primer paso es identificar cómo pensamos, sentimos y actuamos y qué es lo que pensamos, sentimos y hacemos en situaciones determinadas. Una vez que conozco el cómo, qué y el cuándo podré incidir sobre estos elementos deliberadamente y conseguir un cambio de actitud.
El elemento central en las actitudes es la cognición. Un cambio en la cognición (nuestro modo de pensar) lleva a un cambio emocional (cómo nos sentimos) y consecuentemente a un cambio comportamental (lo que hacemos). Esto lo podemos comprobar fácilmente. Pensemos en una situación reciente en la que hayamos vivido un conflicto y analicemos cada uno de los factores participantes.
La corriente psicológica denominada conductismo asegura que los tres elementos son la misma cosa y que incidiendo en la conducta observable (comportamientos) como inobservable (pensamientos) se logra el cambio. En este sentido, no nos diferenciamos demasiado de una rata ¿Es esta una postura simplificadora y reduccionista? En mi opinión, sí (pero esto sólo lo exteriorizo dada mi actitud negativa hacia dicha corriente, gracias a mi reciente experiencia con la misma).

Y con esto y un bizcocho....
XD

lunes, 14 de diciembre de 2009


MI IDENTIDAD “FRIKI”

Advertencia:
Este artículo, especialmente subjetivo y poco riguroso, así como cuestionable, es fruto de:
a) el aburrimiento
b) un bocata de paté
c) las holmiguitas
d) debería estar trabajando en vez de hacer el panoli


A raíz de una reciente experiencia paranormal me he visto en la situación de plantearme qué significa realmente ser “friki”.
La definición mayormente aceptada es la siguiente: Dícese de la persona que se dedica a algo con pasión, llegando incluso a la adicción. Se utiliza con connotación positiva o peyorativa. No obstante, entre los mismos frikis existen variaciones y discusiones acerca del mismo.
Pues bien, ante esta ambigua pero aceptada definición, sólo puedo decir "nolontiendo..."
Olisqueando por varias páginas de frikis y foros que tocan estos palos he podido percibir que el término tiene partidarios como detractores, que defienden su condición con orgullo o que por el contrario rechazan con fervor. En mi opinión, todo viene por la confusión entre dos anglicismos, véase, freak, que significa monstruo, fenómeno , o raro y el término friki, un derivado castellanizado para calificar lo que en países angloparlantes denominan geek y nerd.
Obviando que cada uno es libre de integrarse bajo los calificativos que le venga en gana, empiezo a pensar que es bastante contraproducente tratar de definir qué significa el término, así como defenderlo o retractarse del mismo. He de reconocer que hasta hace dos días he sido una gran defensora del concepto friki, pero a día de hoy no me sitúo ni en un extremo del continuo ni en el otro.
La razón es que el grupo es demasiado heterogéneo como para englobarlo bajo un término constrictor y reduccionista como éste y yo demasiado compleja como para ceñirme a él. Quiero decir que un friki puede tocar muchos palos o sólo uno. Puedes ser fan de Star Wars y no tener ni idea del SdlA, CdHyF, de Dune, de juegos de rol o de manga... Puede gustarte un poco de todo y es entonces cuando en muchos círculos eres un “renegado”. Puedes ser fanático de los botines de fieltro con lacitos fucsia y no entrar en esta categoría, o haber hecho un doctorado sobre la utilidad y beneficios del perejil en las culturas subsaharianas y tampoco encajar con el término. Es por esto que no acaba de convencerme... porque con la lógica no se explica. Es un término vacío de lo repleto que está de contenidos...
Cuando uno se siente parte de algo, como de un grupo de referencia, las decepciones llegan tarde o temprano porque el autoconcepto y la autopercepción que tenemos de nosotros mismos nunca van a encajar al cien por cien con ese estereotipo al que pretendemos ajustarnos.
Conocemos a personas con las que compartimos aficiones, personas afines y semejantes a nosotros y nos sentimos parte de ellos, pero en ocasiones descubrimos personajes que desentonan con nuestra imagen idealizada de nosotros mismos y nuestro grupo de pertenencia y ¡violà!: el conflicto.
¿Será que no soy realmente friki? ¿Será que ellos son la excepción que confirma la norma? ¿Son mayoría o la minoría?... Y entonces ya no entiendes nada. Ni falta que hace. Son personas y como tal son lo que pretendan ser, o eso creen... No importa si son o no son frikis, heavies, emos, hippies o lo que sea. A las personas se las conoce y se las juzga por su forma de comportarse y de mostrarse a los demás, no por lo que ellos digan de si mismos. Es una forma grata de evitarse decepciones y sobretodo, de ser justos con los demás Nuevamente topicazo: juzgar por las apariencias. (Tengo que decirlo: por muy fan de SdlA, Star Wars o CdHyF que seas, si eres un gilipollas eres un gilipollas)
He sido la primera a que le gusta ser identificada a simple vista por mi indumentaria como heavy, y por mis aficiones como friki. Pero como persona soy simplemente Yo y eso no lo describe ninguna tribu urbana. Parece obvio , pero para la mayoría de la gente no lo es. Sigo adorando el cuero y las tachuelas pero ya no me importa si un día me pongo un chándal cutre y salgo a pasear, cruzarme con un hermanito metalero y que no me identifique como tal. No me importa si no me entero de nada cuando en un grupo hablan de manga, o si debaten si la palabra original para klingon, tlhIngan, se pronuncia así o asá, o de qué color van a ser los calzoncillos de George Martín esta nochevieja porque simplemente no me interesa. No por ello soy menos que nadie, ni menos friki, ni menos nada.
Aunque nunca he tenido problemas de integración con lo que venían siendo mis grupos de referencia, sí hay conflicto interior, precisamente porque el concepto no encaja con lo que veo en la realidad. Solución: fuera conceptos, únicamente limitan y oscurecen la imagen real de cómo somos las personas. Si nos hace sentir bien seguir incluyéndonos en una categoría urbana, fenomenal, pero sin olvidar nunca que solamente existe en nuestra mente y que no se corresponde necesariamente con lo que otra persona entiende del mismo término. Y si no son hacen sentir bien es que algo falla...
... Y eso
... pofale

Es hora de trabajar un poco.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

ARTE?



Todos creemos saber qué es el arte y todos nos creemos con derecho a juzgarlo, desde hacer una crítica de la última película que fuimos a ver en el cine hasta la impresión que nos ha dado un cuadro durante una visita al museo...
Eso está bien. Yo también lo hago y lo seguiré haciendo... mientras con ello no ponga límites a la expresión del artista o entorpezca su camino hacia lo que probablemente sienta como su autorrealización. ¿Quién soy yo para decirle a nadie que deje de pintar, de escribir o de imaginar? Puede no gustarme, puedo no entenderlo, pero ¿con qué derecho voy a censurar al artista?
Sigue habiendo un gran despotismo en estas profesiones, sobretodo a nivel académico, lo cual es más preocupante dado que la universidad está para formar (de la palabra formación) no para modelar y limitar. Una cosa es el aprendizaje de la técnica, la teoría, el proceso y otra muy distinta cómo llevarlo a cabo. Puedo conocer los estilos y desarrollar uno personal. Puedo modificar, combinar e innovar a mi antojo porque así es como se define el arte.
El arte nos hace libres porque es la expresión más tangible de las emociones humanas y de su pensamiento. ¿Acaso nos han enseñado a llorar de niños? Sería impensable que una madre corrigiera a su hijo diciéndole “Al llorar debes fruncir el ceño con más dramatismo. Las lágrimas deben ser más de tres o no se considera expresión de tristeza”. Sería más propio de una clase de interpretación dramática, pero incluso en ese caso el actor siempre aportará un sabor personal a su interpretación.
La idea es transmitir un mensaje. Puede hacerse llegar de una forma más o menos eficaz, clara o bella, pero el mensaje es lo que hace única la forma de arte; incluso cuando el mensaje es que no hay mensaje; incluso cuando prima únicamente lo estético.
Censurar a alguien porque su forma de crear es aparentemente difusa se encuentra en un plano muy distinto al artístico. Es una visión limitada de la realidad.
Un texto, un guión por ejemplo puede estar mal definido, estructurado, desde un punto de vista puramente académico y formal pero asegurar que su contenido es demasiado filosófico, demasiado aburrido, demasiado burdo, demasiado complicado, demasiado... lo considero injusto. La opinión de cada uno, es decir del espectador externo, es algo personal que no le atañe más que al propio observador. Pero un profesor debería tener la capacidad de situarse fuera de su propia opinión personal y respetar las diversas formas de expresión de sus alumnos, sean de su agrado o no. En todo caso, podría realizar sugerencias pero nunca censurar. Conozco un caso cercano en el que incluso se le dijo a la alumna que debería dedicarse a otra cosa... me parece deleznable por parte de un profesor decir algo así a una alumna, sobretodo en una carrera artística (y puedo asegurar que la alumna en cuestión tiene mucho talento).
Personalmente no me gusta el arte moderno del tipo que se expone en el museo Reina Sofía. Admito que he llegado a decir jocosamente cosas como “hasta un niño es capaz de pintar eso”. Es mi opinión personal y no por ello deja de considerarse arte. No por ello voy a pedirle al creador de una obra que considero una mancha sobre un lienzo en blanco que haga el favor de aprender a pintar (entre otras cosas porque probablemente pinte mejor que yo y elija pintar lo que pinta por gusto). Comprendo que hay otras personas que aprecian ese tipo de pintura. Comprendo que al artista le llena crear sus obras abstractas. No logro ponerme en su perspectiva pero comprendo que es igual de válida que la mía y la respeto; respeto al artista.
Mi conclusión es que a nivel personal todos tenemos derecho a opinar y manifestamos gustos distintos por el arte. También podemos tener un concepto del arte diferente al de otras personas. Lo que no considero justo ni apropiado es que nadie, y menos un profesional de la educación, censure, limite, o critique si no es con ánimo constructivo a una persona por expresarse en el mundo del arte de una determinada forma. Creo que no beneficia a nadie.

martes, 3 de noviembre de 2009

Psicopatía: un rasgo de la personalidad


El psicópata se caracteriza por una serie de elementos comunes. Generalmente son personas con una inteligencia superior a la media, muestran dificultades o incapacidad para empatizar con estados emocionales de otras personas, no conocen el sentimiento de culpa, no sienten miedo ninguno. Son emocionalmente planos, aunque sepan disimularlo. Un ejemplo claro y muy logrado es el personaje ficticio Dexter. En su versión original muestran como la voz en off, fría y sin prosodia ninguna, representa estos rasgos de su personalidad, en contraste con el diálogo que mantiene con otros personajes, en el que simula y modula claramente la voz y los gestos como ha aprendido de su padre.
La psicopatía es un rasgo de la personalidad, a diferencia de lo que muchas personas creen. No se trata de una enfermedad. La psicopatía es un grado y todos nos situamos en un punto del continuo. La mayoría de las personas nos situamos en un extremo muy bajo del continuo, somos capaces de ponernos en el lugar de otros, tomamos conciencia de nuestros actos y nos juzgamos por ellos, sentimos emociones como la culpa, la ansiedad o el miedo. El psicópata se encuentra en el extremo opuesto del continuo.
No hay que olvidar que este rasgo tiene a su vez dos polaridades: positiva y negativa. Una orientación positiva de este rasgo puede ser útil para la persona y para la sociedad. No es extraño encontrar rasgos psicopáticos en profesionales como bomberos, policías, médicos...héroes que han arriesgado su vida para salvar a otras personas. La ausencia del miedo les capacita para realizar acciones que requieren una cabeza fría. Estas personas están perfectamente socializadas y no necesariamente llaman la atención de sus conocidos. La mayoría de los psicópatas son personas calificadas como encantadoras, inteligentes, carismáticas. El polo positivo o negativo puede depender mucho de la educación que recibe el niño psicópata. Una familia estable, en la que predomina un modelo educacional equilibrado en el que se le inculcan las normas sociales adecuadas al tiempo que se da cariño y afecto pueden ser facilitadores de una orientación positiva del rasgo, aunque no es determinante. Ansían la notoriedad, la atención y el reconocimiento por sus actos, bien sean heroicidades o crímenes. Es por esto que muchos asesinos “juegan “ con la policía, dejan pistas o “firman” sus crímenes. Algunos acaban confesando con tal que se sepa que fueron ellos los autores materiales.
No es un rasgo raro en la sociedad, aunque sí lo es que lleguen a asesinar. Muchos acaban siendo personas egoístas, triunfadoras.
El psicópata asesino planifican sus crímenes con detalle. Son minuciosos, observadores, pacientes. El crimen pasional no es atribuible a un psicópata, sino al sociópata. Sí lo es el crimen reflexionado, elaborado, trabajado, preparado. Esto se refleja en detalles como el seguimiento y elección de la víctima, la espera, la preparación del escenario del crimen, la crueldad, el ensañamiento, el ritual...
El psicópata no es rehabilitable. El psicópata nunca mostrará remordimientos. A lo sumo se arrepentirá de errores cometidos que lo imputen o que lo desvirtúen. Nunca mostrará empatía o lástima por sus víctimas. Un psicópata es un peligro en potencia para la sociedad, es altamente reincidente. Un psicópata no cambia, pero aprende.
Es importante poder detectar rasgos psicopáticos en niños para poder orientar y controlarlos adecuadamente y así evitar que se conviertan en un peligro para otras personas. La educación es un factor importante. La socialización es clave.
El sociópata es el delincuente común. No es necesariamente más inteligente que la media, sino con frecuencia esta por debajo de la misma. Suelen proceder de familias desestructuradas o con poca disciplina, de ambientes sociales empobrecidos, que no necesariamente económicamente bajos. Son personas que no han sido debidamente socializadas por una educación deficiente, de los padres, de la escuela, del entorno o la suma de los mismos. Sus crímenes no son necesariamente premeditados, son torpes y cometen errores, son personas impulsivas, agresivas o irascibles, de baja autoestima y faltos de autocontrol.
Me he animado a escribir este pequeño artículo, dada mi formación como psicóloga, por una noticia que ha vuelto a los medios de comunicación y que está dando mucho que hablar últimamente. No quiero decir nada más allá de lo reflejado y creo que es suficiente para transmitir mi opinión e indignación al respecto de lo ocurrido en el año 94. Juzgad vosotros mismos.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

CAMBIOS EN LA LEGISLACIÓN SOBRE PERMISOS DE MOTO


A partir de noviembre del año corriente conducir una moto de cilindrada superior a 500cc va a ser bastante más caro. Digo caro porque nos tocará pagar de nuevo tasas de examen para pasar del nuevo A2 (hasta 500cc) al A ( a partir de 500cc).
Para obtener este nuevo carné deberemos haber cumplido los 18 años de edad, sin necesidad de pasar por el A1. Para ello deberemos superar un examen teórico y uno práctico. La alternativa es llevar dos años con el A1 y haber cumplido los 20 años, lo que nos supondrá pasar únicamente una prueba de aptitud.
Para optar al carné A debemos ser mayores de 20 años y llevar más de dos conduciendo con el A2.
Estos permisos deberemos renovarlos cada 10 años. A partir de los 65 años deberemos renovar cada 3 años.
Este es un resumen de los cambios que serán efectivos a partir de noviembre para todo tipo de vehículos de dos ruedas:

- Permiso AM. Ciclomotores. A partir de los 15 años, examen teórico y práctico
- Permiso A1. Motocicletas de hasta 125 cc. A partir de los 16 años, examen teórico y práctico
- Permiso A2. Motocicletas de hasta 500 cc y 47 CV. A partir de los 18 años acceso directo con examen teórico y práctico, a partir de los 20 años con dos años de carnet A1 y una prueba de aptitudes
- Permiso A. Motocicletas de más de 500 cc y sin límite de potencia. Necesarios dos años de carnet A2. Curso de formación para obtener el permiso.
- Permiso B. Con tres años de carnet podemos conducir motos de hasta 125 cc.

Si queremos ahorrarnos algo de dinero recomiendo sacarse el carné antes de la fecha de entrada en vigor de estos nuevos requisitos....
Lanzo una preguntita:
¿Todo esto es en pos de nuestra seguridad o de las arcas del Estado?

jueves, 3 de septiembre de 2009

EVENTOS Y CONCENTRACIONES MOTERAS- SEPTIEMBRE


VI REUNIÓN HARLEY Y CUSTOM ALCOSSEBRE 2009
4-6 SEPTIEMBRE - ALCOSSEBRE (INSCRIPCIÓN GRATUITA)
WWW.CUSTOMMAESTRAT.COM

3RD CASTELLÓN TATTOO CONVENTION
4-6 SEPTIEMBRE – CASTELLÓN
WWW.CASTELLONTATTOOCONVENTION.COM


V JOKERS FESTIVAL
4-6 SEPTIEMBRE – GUARDIOLA DE BERGUEDÁ (INSCRIPCIÓN GRATUITA)
WWW.JOKERSFESTIVAL.COM

II TROBADA CUSTOM BIESCAS
4-6 SEPTIEMBRE – BISECAS, HUESCA (INSCRIPCIÓN 30 EU)
WWW.QUEBRANTAHUESOSHARLEYHUESCA.ORG

IV KDD SHADOW CUSTOM CLUB
18-20 SEPTIEMBRE - SAN MARTÍN DE MONCAYO, ZARAGOZA (100 EU)
http://www.shadowcustom.com/


XII EUROPEAN BIKE WEEKFAAKER SEE 2009
8-13 SEPTIEMBRE - FAAKER SEE, AUSTRIA
WWW.EUROPENBIKEWEEK.COM


II AVISTAMIENTO MOTORISTA
19-20 SEPTIEMBRE – OROPESA DEL MAR (INSCRIPCIÓN 10 EU)

II JATA RIDER 2009
26 SEPTIMBRE – MARURI JATABE, BIZKAIA
WWW.MOONRIDERSBIZKAIA.ES

XVII CONCENTRACIÓN PERROS DEL EBRO
25-27 SEPTIEMBRE – PINA DE EBRO, ZARAGOZA (INSCRIPCIÓN 30 EU)
WWW.PERROSDELEBRO.COM

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Ilusión de Invulnerabilidad



¿Por qué la DGT se deja nuestros impuestos en campañas de seguridad vial que tratan de concienciar al ser humano de los peligros de una conducción irresponsable en vez de centrarse en lo que realmente podría controlar? ¿Por qué olvida los peligros de una carretera en mal estado, poco iluminada, plagada de guardarraíles asesinos? ¿Por qué los psicólogos que trabajan por la seguridad de los conductores no aplican lo que tan sabiamente han estudiado en la carrera?: que es más útil, efectivo y sencillo invertir dinero y esfuerzos en crear y mantener infraestructuras seguras que incidir sobre la conducta humana alegando a términos subjetivos como "responsabilidad" o "riesgos", expresiones que están inevitablemente ligadas a la valoración personal y a la percepción de peligro... todos somos víctimas de la ilusión de invulnerabilidad, todos pensamos cuando vamos al volante de un vehículo "no, a mi no me va a pasar", "yo controlo", pero estamos indudablemente equivocados pues en la ruleta de la vida la muerte puede ser la última tirada.

Se realizan estadísticas sobre siniestralidad, índice de mortalidad etc. pero ¿dónde están las estadísticas sobre la infraestructura vial española asociada a la siniestralidad? ¿Cuándo vamos a asumir de verdad que el estado de la vía es un factor decisivo para una conducción más segura? No debemos negar la importancia del factor humano, pero tampoco olvidar que es la variable más voluble e incontrolable de los que influyen en la siniestralidad y que, sin dejarlo de lado, invertir en otras materias puede resultar más productivo.

Según un informe que se encuentra a disposición de todos los españoles en la página web de la DGT (
http://www.dgt.es/was6/portal/contenidos/documentos/seguridad_vial/planes_seg_vial/estrategico_seg_vial/estrategico_2005_2008_015.pdf). en 2007 se realizó una Reforma del Código Penal en materia de seguridad vial, se creó el Centro Estatal de Denuncias Automatizadas, y se elaboró el Plan de Seguridad Vial para Motocicletas... (curiosamente este sector, el del motociclismo, es el que menos cambios ha mostrado en cuanto a número de fallecidos...) En dicho informe se habla de infraestructuras, se menciona la importancia que tienen las mismas y se adjunta una tabla que indica el presupuesto invertido a efectos de acondicionamiento de las mismas en pos de la seguridad vial. No me cabe duda de que la dotación aportada por el Ministerio de Fomento podría incrementarse si se invirtiera el dinero donde realmente es de utilidad.

Es obvio que la temida crisis afecta a todos los sectores, tanto públicos como privados. Pero hay causas en las que no se debe escatimar medios. Lo que por un lado se ahorra el Estado, le pasa cargo por el otro (¿cuántos millones y millones le cuesta a la Seguridad Social, que la pagamos todos, la siniestralidad en las carreteras españolas?). ¿Es caro, tal vez insostenible, acondicionar las carreteras españolas? ¿Lo es adaptar los guardarraíles, causantes de tantas muertes y amputaciones en nuestros motoristas? Nuestros motoristas: nuestros hermanos, hijos, padres o madres, parejas, amigos... Obviamente lo es, porque si no lo fuera ya se estaría haciendo... ¿y todo el presupuesto dirigido a campañas televisivas, radiofónicas, carteles publicitarios etc. etc. que supuestamente nos convertirá en conductores de primera? Si no hay educación o respeto ni para ceder el paso en una glorieta, ¿cómo vamos a aprender a respetar los (en mi opinión inadecuados e incluso peligrosos en algunos casos) límites de velocidad que nos han sido impuestos?

Otro hecho que a mi personalmente me trae por la calle de la amargura, es cómo se enfoca al motorista en general. He de decir, sin embargo, que en estas últimas campañas parece que se está empezando a tomar conciencia de las diferencias entre motoristas; me explico... Sin obviar que cada persona es única y por tanto las generalizaciones son injustas, es conocido que no es lo mismo llevar una moto de carretera deportiva que una custom. Los conductores de custom y chopper no sueñan, por lo general, en hacer curvas en un circuito de fórmula uno. No circulan en carreteras secundarias de doble sentido limitadas a 60 a una velocidad nunca inferior a 120 (más que nada porque no podrían). Repito: no todos los conductores de motos deportivas van haciendo el cabra por las carretera, pero muchos lo hacen. Cada uno debe actuar como considere apropiado, pero siendo consciente de las decisiones que toma. Soy motera custom y vivo en una zona frecuentada por motoristas de todo tipo y cuando aúllan las sirenas de las ambulancias (cada fin de semana, por desgracia) suele ser para recoger a algún motorista víctima de su ilusión de invulnerabilidad o de las condiciones de las carreteras por las circulan, en muchos casos. Por desgracia es dificilísimo apelar a la responsabilidad por lo que ya he expuesto en este artículo, y nuestra gran enemiga, común a todos nosotros, casi siempre ganará la batalla, sea cual se el vehículo que se maneje.

martes, 1 de septiembre de 2009

Me gusta escribir.


Lo que más me gusta de la escritura es que me ofrece la posibilidad de crear; crear mundos, personajes, aventuras que una vez reflejados en el papel y habiéndoles dado salida de mi mente, impenetrable y ciega para los demás, son tan auténticos como cualquier hecho de nuestra propia realidad. Escribo lo que quisiera leer al abrir un libro, escribo lo que deseo sentir y vivir al adentrarme en su alma de tinta impresa. Escribo para vivir aquello que de otra forma jamás podría experimentar, para formar parte de infinitas vidas e innumerables lances. Otras veces escribo para crecer o simplemente para conocer quien está detrás de esas palabras que surgen sobre el papel.

Lo que menos me gusta de escribir es el miedo a la página vacía; sentir el temblor en mis dedos, incapaces de dar forma al sinfín de ideas que se entremezclan dentro de mi y que se ocultan tras el velo blanco de la ausencia de palabras.

Lamentablemente no escribo muy a menudo. Escribo con menos frecuencia de la que quisiera e incluso de lo que pudiera y debiera. La respuesta es simple y clara: pereza. La pereza es mi mayor defecto, después de la impaciencia. Es el veneno que quema el papel y las palabras que podrían haberse escrito sobre él. La impaciencia es el empuje pero también mi lastre...el camino es largo y pesado pero el paisaje está colmado de aromas de incontables matices, imposibles de absorber todos al mismo tiempo. Deseo avanzar más rápido pero algo me impide correr. Tal vez sea el miedo a tropezar y no poder volverme a levantar.

Escribo para llenarme de vida y dejar algo de mi cuando me haya ido. Para rozar la inmortalidad aunque sea con la punta de los dedos. Escribo para crearme a mi misma, para nacer una y otra vez tras morir una vez detrás de otra. Mucho de lo que escribo nace de un sueño del que despierto con la imperiosa necesidad de plasmarlo. Entonces puedo pasar la noche en vela, tecleando sin parar ante la brillante luz de la pantalla, llena euforia y satisfacción personal.

Cuando escribo me siento plena. Siento entusiasmo y vivo cada una de las escenas y aventuras que surgen del teclado. Creo que esa es la expresión más descriptiva: me siento viva. Puedo sentir las emociones de mis personajes como si fueran las mías propias, sufrir con ellos, reír con ellos, sentir miedo, terror, frío, calor, soledad, angustia, dolor, amor, odio, ira, nostalgia...

Me hace sentir libre. Me hace sentir que tengo el control.

viernes, 28 de agosto de 2009


"Homo homini lupus"

Sean vucedes bienllegados en aqueste reino de oscuridad que mora en el hombre...