jueves, 19 de mayo de 2011

Mi hermano signatus



El lobo, una especie emblemática que nos ha acompañado a lo largo de nuestra filogenia, se encuentra actualmente amenazado por el mayor de los depredadores: el hombre. A pesar de la aparente mano protectora del Convenio de Berna para la conservación de la vida silvestre y del medio natural de Europa, el lobo se encuentra prácticamente extinto en muchos países europeos. Allí donde antaño el lobo aullaba en las noches de luna llena, en los lugares donde formaba parte de la cultura, del legado de las civilizaciones más antiguas, ha desaparecido casi por completo. ... de la ganadería y los cultivos han llevado a la deforestación de extensos bosques que servían de hogar a este cánido. Bosques en los que abundaba la caza y el refugio. Bosques que no sólo albergaban al canis lupus, sino a una rica y variada fauna que también se ha visto gravemente afectada por el implacable avance del hombre. Relegados a pequeños territorios, los lobos han tenido que carroñear para poder alimentar a sus camadas y por desgracia, también han osado adentrarse en las granjas para buscar alimento.
No hay duda de la gran tragedia que supone para un ganadero o un granjero perder reses. Familias enteras se sustentan en el negocio ganadero y no deben ser olvidadas ni menospreciadas. Es necesario encontrar la forma de aunar intereses, de proteger tanto al lobo como al ganadero, de lograr una convivencia pacífica y equilibrada entre el hombre y su entorno. El retraso en el pago de indemnizaciones, la picaresca de algunos insensatos, la falta de medios, de interés o de concienciación llevan este problema a un límite insostenible. Si además sumamos la fuerte crisis que se vive en Europa y en el mundo, es fácil imaginar que las administraciones no quieran destinar recursos para proteger a un depredador que, supuestamente, está dañando la economía ganadera.
En España debemos agradecer Felix Rodríguez de la Fuente su labor en la protección del lobo ibérico, canis lupus signatus. Gracias a su trabajo este animal no llegó a extinguirse por completo, aunque sigue amenazado hasta día de hoy.  A pesar de mostrar una cierta recuperación, queda lejos el día en que podamos afirmar que no corren peligro estos bellos animales. En parte por el empobrecimiento genético de los grupos que se da a consecuencia de la escasez de miembros, el aumento del incesto y por tanto el debilitamiento de las futuras generaciones, es necesario hacer un gran esfuerzo de colaboración entre las diferentes comunidades por la conservación del lobo.
Hay que educar sobre el lobo y romper con el mito del lobo feroz. El temor al lobo esta férreamente arraigado en nuestra cultura, una cultura del miedo. Desde pequeños nos enseñan al malvado lobo comiéndose a Caperucita y a su abuelita, derribando las casas de los tres cerditos para comérselos. En el norte de Europa y en países del Este también hay mitos que lo representan del modo contrario, como animal sagrado, venerado y respetado. Las historias sobre lobos devorando mujeres y niños son harto conocidas en todos los rincones de Europa. Pero lo cierto es que únicamente muy pocos casos han sido confirmados y documentados, y se debían a la terrible hambruna y desesperación que asoló a las manadas, obligándolas a atacar al hombre, su gran enemigo. El lobo rehuye al ser humano, sabe que es el mayor de los depredadores. Muchos de los supuestos ataques acontecidos en el siglo XIX y principios del XX fueron en realidad intentos de borrar terribles crímenes perpetrados por seres humanos, que tras cometer un asesinato abandonaban los cadáveres en el bosque para que fueran devorados por los depredadores y así poder justificar la muerte de dichas personas. La falta de medios forenses claros para determinar las verdaderas causas de las muertes llevaron con frecuencia a creer que realmente se estaban produciendo ataques de lobos. El lobo fue representado por la Iglesia como Demonio, algunas veces,  como plaga enviada por el propio Dios, otras veces, para acabar con los pecadores. Demonizado y perseguido, se le llevó al borde de la extinción.
He podido escuchar testimonios de ganaderos y pastores que hablan del lobo como si fuera un bicho, una alimaña a exterminar porque “no sirve para nada”. No comprenden el importantísimo papel que juega en el ecosistema como factor homeostático del mismo, controlando poblaciones de otros animales como liebres, jabalíes o cérvidos. Caen en el especismo, en el más puro egoísmo humano de acabar con todo lo que le moleste sin más dilación. Este tipo de manifestaciones que me producen una profunda vergüenza y tristeza, son las que aún imperan entre la población rural española y europea.
 ¿Quién diría que las abejas son la base del ecosistema? ¿Quién diría que son mucho más importantes de lo que se cree, que sirven para muchísimo más que para la producción desmedida de miel para el consumo humano? Sin abejas no habría polinización, sin polinización no habría flores, ni árboles... la deforestación devoraría el paisaje, desaparecerían miles de especies animales y el planeta estaría condenado a marchitarse y morir. Los pesticidas que el hombre usa para controlar sus cultivos están afectando neurológicamente a las abejas de tal modo que mueren a miles, desorientadas, incapaces de encontrar el camino de vuelta al panal. Son un ejemplo terrible más de las consecuencias de nuestros actos.
En la actualidad el lobo en España es especie cinegética al norte del río Duero, mientras que al sur es especie protegida. La Comisión de Medio Ambiente del Senado aprobó en marzo por unanimidad y a propuesta del PP, la caza del lobo en estas zonas en las que permanecía protegido (Segovia, Soria, Salamanca y Ávila), modificando así la Directiva 92/43  del año 1992. El lobo ya sufría del furtivismo de cazadores que no se atenían a la normativa vigente, ni a un lado ni a otro del río, acabando con frecuencia con miembros alfa de los que dependían otros individuos. Matar a un ejemplar puede suponer la muerte de toda una manada de lobos de hasta 10-14 miembros (dos generaciones, camadas). Con motivo de solicitar a la Comisión de Medioambiente del Parlamento Europeo la toma de medidas serias para la protección de la especie y su hábitat, y para lograr una convivencia pacífica y equilibrada entre hombre y lobo, se recogerán firmas el día 10 de junio a las 17 horas en la madrileña Plaza de España.
No olvidemos que el perro, nuestro “mejor amigo”, no es otra cosa que un lobo domesticado. El lobo ibérico, canis lupus signatus, y el perro, canis lupus familiaris, son hermanos.
Muchas veces es difícil diferenciar un ataque de lobos de un ataque perpetrado por perros salvajes. Cuando un lobo mata varias cabezas de ganado, no lo hace por odio ni por placer. Lo hace porque si ha sido capaz de atreverse a cazar en el territorio humano, es porque la necesidad y la desesperación lo han llevado a ese punto y porque los animales estaban a su alcance. El lobo es práctico, no sabe si mañana habrá comida a su disposición porque lo que conoce es el hambre, por eso mata varias piezas y las conserva para más adelante. No sabe que el hombre se las retirará. El lobo huye del hombre, el lobo caza la pieza que más a su alcance esté. Si un rebaño se encuentra rodeado de mastines, acompañado por un pastor, e incluso por burras, las posibilidades de ataque disminuyen al mínimo. Siempre evitará tener cualquier tipo de enfrentamiento con los perros o con el hombre. Guardar a los animales por las noches y otros métodos más costosos como vallar el recinto deberían ser de obligado cumplimiento y subvencionados por las comunidades autónomas.Como se suele decir: al mal pastor, lobo cebado!
El ser humano se queja, se queja de vicio. No quiere reconocer que el problema lo causó él mismo. La naturaleza nació en equilibrio, el hombre rompió ese equilibrio y ahora recoge lo que sembró. Nosotros le hemos arrebatado al lobo su hábitat, sus recursos, su vida y ahora clamamos al cielo porque la desesperación a la que nosotros mismos le hemos llevado le empuja a luchar por sobrevivir atacando nuestros intereses económicos.
Es hora de afrontar la realidad y de enmendar los errores. Nos consumimos a nosotros mismo y a todo lo que nos rodea en la codicia y el egocentrismo. ¡Basta ya de cinismo!
¡Luchemos por nuestro lobo Ibérico!

Hojas para recoger firmas --> se reunirán todas al día 10. 
Firmas online para apoyar al lobo
Página del lobero Carlos Sanz